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jueves, 5 de mayo de 2016

¿Seguro que mi hijo oye bien...?

Una de las áreas de la ORL que me encanta y a la que dedico gran parte de mi tiempo es la audiología infantil, aunque podría decir también a los niños en general con especial interés en los problemas de audición.
Hoy en día en casi todos los hospitales hay implementado los sistemas de screening de hipoacusia neonatal. Éstos van dirigidos a detectar problemas de audición en los recién nacidos/as y por extensión a todos los niños/as. Con estos programas los otorrinos podemos descubrir problemas auditivos en niños con algún antecedente patológico relacionado (como veremos más adelante) o en niños sanos que pueden nacer con hipoacusia sin tener ningún factor que nos haga pensar en ello.



¿Mi hijo oye bien...?
Esta es una pregunta que oímos reiteradamente en nuestra consulta de Otología. Es normal que los padres nos planteemos ésta y otras muchas cuestiones cuando llega nuestro retoño. Como muchos otros estudios que se realizan rutinariamente a los bienvenidos, también nosotros realizamos estudios para comprobar el estado de la audición. Y ¿por qué nos preocupamos tanto en saber si vuestro hijo/a oye bien? Podréis decir, claro, es vuestro trabajo… Sí, por supuesto. Pero lo hacemos con la mayor atención y cariño que podemos sobretodo tratándose de niños y problemas que pueden ser para toda la vida. Y sabemos que el no oír bien implica un déficit en el aprendizaje del lenguaje oral. Si no oímos no podemos aprender a hablar. El lenguaje no es solo repetir palabras. Es mucho más.
En nuestro país, el 80% de las sorderas infantiles están presentes al nacimiento; 1 de cada 1000 niños nacidos vivos tienen una hipoacusia profunda bilateral, y 5 de cada 1.000 tiene una hipoacusia de distinto grado y tipo. Esto supone que unas 2.500 familias tienen un niño con problemas de audición, y de éstos unos 500 tendrán una sordera profunda bilateral. Antes de los 5 años la prevalencia de sordera profunda aumenta hasta el 2,7 por cada 1.000 niños, y durante la adolescencia aumenta hasta el 3,5 por cada 1.000 niños. Otro dato interesante es que el 95% de los niños/as sordos nacen en una familia con padres normoyentes. Ahora podemos entender la necesidad de nuestros programas de screening neonatal de sordera.
El poder adquirir un lenguaje responde a una predisposición especial que tiene el cerebro humano en los primeros años de vida, entre los 0 y 4 años de vida. Presenta la llamada plasticidad neuronal, donde la información auditiva es esencial para el desarrollo normal del córtex cerebral y permite la apropiación global y automática del lenguaje y del habla. Una vez pasado este período crítico de plasticidad neuronal, el área auditiva se 'redistribuye' hacia otras funciones cerebrales y se va perdiendo la capacidad de asociación del lenguaje. La pérdida de audición no solo puede tener efectos permanentes sobre el desarrollo del lenguaje sino que también puede alterar el desarrollo intelectual, emocional y social del niño por su papel fundamental en procesos cognitivos más complejos. El desarrollo motor es más lento, en términos de coordinación y velocidad de movimiento, con un retraso en el desarrollo de secuencias motoras complejas y del equilibrio. Estudios epidemiológicos demuestran que niños con hipoacusia severa o profunda tienen entre 1,5 y 3 veces más de probabilidad de presentar trastornos psiquiátricos graves.
Por todo ello, se justifica nuestra 'prisa' en detectar problemas de audición en niños y así poder ofrecer una solución lo antes posible. De esta manera el niño tendrá un desarrollo normal tanto de la audición y del lenguaje como de su vida social y desarrollo psicomotor.

¿Qué hacemos en estas consultas de diagnóstico precoz de la hipoacusia?
Nuestra finalidad es detectar cualquier problema de audición.
No siempre es fácil y sencillo. Es en ocasiones mucho más complicado de lo que nosotros querríamos…
En primer lugar vamos a ver de qué pruebas disponemos:
- otoemisiones acústicas evocadas. Es la prueba que se realiza a todos los recién nacidos. Es una prueba que los que tenéis niños habréis oído hablar y la recordaréis seguramente. Es un test sencillo, rápido y fácil de hacer si el niño está tranquilo y no nos llora… El resultado es SÍ / NO. Es decir pasa a o no pasa, no nos dice en el caso de que no pase, qué grado de pérdida tenemos.
- potenciales evocados auditivos de tronco cerebral. Esta prueba ya es algo más compleja. Se trata de colocar unos electrodos pegados en la frente del niño y unos auriculares en cada oído. Se le emite unos sonidos y los electrodos recogen la señal eléctrica del nervio auditivo al activarse. Esta prueba es más larga, entre 30 y 60 minutos, y ya nos da un resultado con más información de la pérdida aditiva en relación con los diferentes umbrales (niveles de intensidad a los que presentamos los sonidos) testados.
- potenciales evocados de estado estable. Prueba de aparición relativamente reciente. El fundamento es igual al de los potenciales evocados de tronco pero al final obtenemos un registro igual al de una audiometria (recordar un post anterior de audición https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5902546630418600857#editor/target=post;postID=3677561715954952241;onPublishedMenu=posts;onClosedMenu=posts;postNum=7;src=postname donde veíamos como era una audiometría). Estos potenciales ya nos dan una idea clara de qué pérdida tememos para cada frecuencia testada.

No hemos de pensar que una vez realizamos estos tests ya tenemos el problema resuelto!! No, ni mucho menos. Ya os decía que en ocasiones no es tan fácil…  
A parte de esta información, deberemos recoger todos los datos posibles en la entrevista con los papás destacando problemas en el embarazo o antecedentes patológicos en las familias. De ahí que a veces no os podemos dar una respuesta clara ni fiable en las primeras consultas, ni habiendo realizado estas pruebas. Muchas veces necesitamos un tiempo de seguimiento para volver a realizar los tests y para que la logopeda especializada en audiología haga su valoración y seguimiento. Su labor, la valoración logopédica, es tan importante como la nuestra. Nos apoyamos mutuamente para llegar al diagnóstico correcto final.

Al nacimiento podemos encontrarnos básicamente con 2 situaciones de pérdida de audición: las hipoacusias genéticas o hereditarias y las adquiridas o no genéticas. Las genéticas las podemos dividir en sindrómicas y no sindrómicas, es decir, las que van asociadas a otras alteraciones (y se encajan en un síndrome) y las que no (solo encontramos una hipoacusia aislada). Hay cerca de 400 síndromes que incluyen pérdida de audición entre sus síntomas. Algunos son: sd. de Waardenburg, sd. de Alport, sd. Braquiotorrenal, sd. de LEOPARD, sd. de Treacher.-Collins, sd. de Usher, sd. de Pendred, Mucopolisacaridosis o sd. de Coffin-Lowry, entre otros. Referente a la hipoacusia no sindrómica, la que aparece de forma aislada, se han relacionado con ella 70 genes como responsable de esta pérdida de audición (33 con herencia autosómica dominante, 29 autosómicos recesivos y 9 ligados al cromosoma X). La mayoría de casos de hipoacusia no sincrónica congénita (es decir, sordera aislada que presente en el nacimiento) en nuestra población  es debida a la mutación en el gen GJB2 (Gap junction B2, Conexina 26).
Las hipoacusias no genéticas o adquiridas son debidas a factores ambientales prenatales o prenatales, o a lo largo de la vida. Hay unos factores de riesgo relacionados con la hipoacusia neonatal que nos ayudan al diagnóstico: 


https://seorl.net/factores-riesgo-hipoacusia-sordera/



Como veis, hay multitud de posibilidades en cuanto a las hipoacusias que aparecen en el nacimiento. Por suerte, la mayoría de nuestros hijos no presentará problemas de audición. 
Gracias a los programas de detección precoz de la sordera podemos detectar a los bebés con alteración auditiva e iniciar el tratamiento adecuado. Hoy en día hay muchas posibilidades para rehabilitar la audición y proporcionar al niño un desarrollo absolutamente igual a un normoyente. 

Pero este es otro tema...




Fuentes consultadas:
- Sordera infantil. Del diagnóstico precoz a la inclusión educativa. 2009. CODEPEH.
- Manrique, M.; Morera, C.; Moro, M. (1994): Detección Precoz de la Hipoacusia Infantil en recién
nacidos de alto riesgo. Estudio Multicéntrico. Anales Españoles de Pediatría, Madrid. Monográfico
(junio).
- Schlumberger E, Narbona J, Manrique M. Non-verbal development of children with deafness with and without cochlear implants. Dev Med Child Neur. 2004; 46: 599-606. 

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